Jardines de Infantes en tiempos de Pandemia

Durante estos meses, los Jardines de Infantes han tenido un rol social fundamental que es necesario reconocer. 

El nuevo escenario que vivimos durante este año, en el que tuvimos que “guardarnos” sin poder salir durante meses de nuestras casas, nos llevó a tener que reubicarnos frente a nuestra existencia. 

Así también, los Jardines de Infantes. Aquello que tanto disfrutamos cada día -el ida y vuelta con cada alumno, sus abrazos, el seguimiento de su progreso en vivo y en directo, el desafío de cómo llegar a todos y cada uno…- ya no serían posibles de manera presencial. Lo que sabemos y nos gusta hacer, no íbamos a poder hacerlo de la manera que hubiéramos querido. 

Se encontraron mil y un recursos, como así también herramientas para lograr alcanzar los objetivos pedagógicos.  Alumnos de k5, por ejemplo, llegan a fin de año preparados para entrar a un primer grado, alumnos de k4 -con el apoyo del equipo Familia-Jardín- lograron aprendizajes muy significativos. Los chicos mantuvieron la idea de identidad, de grupo, de pertenencia; aunque el espacio compartido con sus pares y maestras haya sido un espacio virtual. Las maestras continuaron siendo, además de un referente académico, un referente afectivo y, sus compañeros, referentes de ese grupo de pertenencia.

Así y todo, en este contexto de Pandemia, hay otro rol fundamental que los Jardines de Infantes están ejerciendo y que tiene una gran trascendencia social. 

Estas instituciones se convirtieron en centros de apoyo y ayuda para sus familias, en un año definitivamente complejo para las realidades de los padres. 

Abordar el desarrollo integral de los chicos también implica acompañar a las familias, acompañar a los padres. Durante este año, las charlas, reflexiones semanales, vivos en redes sociales, webinars desempeñaron un rol clave para nuestra comunidad. 

Además del acompañamiento grupal, la ayuda individual fue muy requerida. Se convirtió en herramienta fundamental la entrevista de padres con docentes y directivos. Los padres aprovecharon especialmente estas instancias que los jardines les proponían, tomando como referente a las maestras frente a dudas de la crianza. 

En este año tan particular, quedó en evidencia la riqueza que aportan los jardines de infantes tanto para el sano desarrollo de sus alumnos como el de sus familias. 

Aprendieron y aprendimos. No sabemos cuánto tiempo continuaremos viviendo esta realidad pero sí podemos confirmar que en este contexto los chicos de 3 a 5 años continuaron avanzando, crecieron, se fortalecieron con el sostén y acompañamiento de sus familias y maestras. Donde hubo Familias-Jardín trabajando juntos, existió la contención necesaria para transitar en paz este 2020 tan particular. 

 

María Díaz Saubidet de Ferreira

Directora Jardín Buen Molino