¿Qué esperar en cada edad?
“Tener en cuenta que ningún desarrollo es lineal, hay vaivenes en las relaciones con pares, hay conflictos y resolución de problemas; todo ello es esperable”, asegura Daniela. Existe un desarrollo evolutivo, neurológico, físico, emocional, intelectual que ayuda a los chicos a avanzar en el proceso de descubrir al otro y generar amistades.
Menores de 3 años. Es normal el juego en paralelo, cada uno en su universo, son muy egocéntricos y con poco autocontrol. Socialmente son inmaduros como para el juego en conjunto, aún no saben cómo hacerlo.
3 años. Comienzan a salir gradualmente del egocentrismo y a jugar con otros; se conectan más con lo que pasa a su alrededor y se interesan por lo que hace o tiene el otro. Se da un desarrollo del lenguaje y del juego que son herramientas que los ayudan en sus relaciones sociales.
Entre los 4 y 5 años. El juego es primordial para las relaciones y se da de forma compartida. “No es totalmente mío ni totalmente tuyo, es un lugar en el medio”. En este tipo de intercambios diarios aprenden a relacionarse con el otro.
Descubren que al otro le pasan cosas, que tiene pensamientos y emociones propias. Este es un aspecto esencial para un buen desarrollo de la empatía. En las salas de 4 y 5 las amistades se dan más por preferencias, estilos, gustos; es un ir y venir constante de probar distintas experiencias sociales e ir aprendiendo de ellas.
En términos generales, durante la etapa de jardín las relaciones de amistad se caracterizan por encuentros más inestables, donde la ruptura llega con facilidad y el amigarse también. Son relaciones en gran medida aún dirigidas y controladas por los padres.
Entre los 6 y 8 años. Las relaciones de amistad se caracterizan por mantener una relación de cooperación y de ayuda recíproca. Abandonan su visión egocéntrica y empiezan a entender a los demás con mayor profundidad, mayor empatía. En esta etapa, el concepto de amistad comienza a parecerse más al que tienen la mayoría de los adultos.